El claustro constituye el espacio más significativo dentro del conjunto monacal, tanto por ser el lugar central de distribución de los espacios como por su simbolismo. Este espacio recluido servía a las religiosas para desplazarse entre las distintas estancias y, a la vez, era un ámbito de meditación, silencio y contemplación de la naturaleza.
El claustro medieval posee un fuerte simbolismo místico, asociado al paraíso terrenal y al alma. Se trata de un vergel con caminos que confluyen en una fuente central. Si Dios era el creador de todas las cosas y representaba la perfección, el claustro era la imagen de esa perfección divina, que se manifestaba a través de una simbología concreta reflejada en la arquitectura, el agua y la vegetación.
En el claustro del monasterio de Pedralbes hallamos representada esta imagen del paraíso: cuatro parcelas unidas por cuatro caminos, en cuyo centro se sitúa la fuente, la fuente de la vida.
La vegetación servía para evocar las virtudes del alma. Se solían plantar, entre otras especies vegetales, naranjos, como símbolo de la pureza de María; cipreses, que representaban la muerte, pero también la paz, y rosales, que hacían referencia a la Virgen, si carecían de espinas, o a la sangre de Cristo, si eran rojas.
El claustro de Pedralbes es uno de los más grandes de la Europa medieval. Construido en distintas fases, presenta tres plantas distribuidas en cuatro galerías, que comunican entre sí las principales estancias del monasterio: el dormitorio al norte, el refectorio al oeste, la sala capitular y la enfermería al sur, y la iglesia al este.
La lectura de los elementos del claustro parece indicar que las obras se iniciaron a mediados del siglo XIV en la galería del dormitorio, y continuaron en sentido antihorario hasta la del capítulo, completando el pórtico a nivel de la planta baja. En esta primera fase, los arcos se definen a partir de ocho, nueve o diez dovelas pequeñas, con capiteles ornados con el escudo real y el de los Montcada. Las obras prosiguieron a principios del siglo XV con la construcción de los dos primeros niveles del lado de la iglesia, de modo que se empezó a levantar el segundo nivel gótico del claustro. La construcción de este nivel se prolongó en el tiempo hasta la década de 1420, y puede identificarse por la configuración de los arcos de seis dovelas grandes que reposan sobre capiteles ornados con escudos de la Casa Real y de la comunidad de Pedralbes. A finales del siglo XV y durante la primera mitad del siglo XVI, se construyó el tercer nivel del claustro, con pilares ochavados que sostienen directamente la cubierta.