Vista aérea del claustro
La vista aérea del monasterio permite observar la ordenación estructural del claustro y la distribución de los distintos edificios a su alrededor. Además de la simbología de este espacio dentro de la tradición constructiva de los monasterios, el claustro debe ser entendido también como un elemento de gran importancia tanto para la ordenación de los edificios que lo rodean como por las posibilidades de circulación que ofrece. Una de sus grandes ventajas es la comunicación exterior a cubierto, que resulta fundamental para un conjunto de grandes dimensiones como este.
La galería del refectorio
Estudios recientes sobre el origen y el proceso constructivo del claustro del monasterio han permitido deducir que, aunque el proyecto debía de prever la existencia de dos niveles ya en origen, existen diferencias materiales y formales entre los dos niveles de alzado que deberían relacionarse con un proceso constructivo ciertamente dilatado en el tiempo.
Los arcos de ocho dovelas, los más antiguos
Sobre estos capiteles se entregan las arcuaciones apuntadas cumplidas que circundan el jardín del claustro. La planta baja y el primer piso del claustro son muy parecidos, y únicamente presentan pequeñas variaciones en las luces de las arcuaciones y en la orientación de la columna lobulada. El estudio cronoestructural de los paramentos del claustro ha permitido observar que los arcos de la planta baja, a excepción del lado de la iglesia, son los más antiguos, ya que presentan un mayor número de dovelas (entre ocho y diez piezas).
Los capiteles de la planta baja del claustro
Las columnas de la planta baja presentan una base cuadrangular y esculpida con motivos geométricos sencillos, y un fuste lobulado de piedra nummulítica de cuatro lóbulos. El capitel cuadrangular tiene cuatro caras decoradas con motivos vegetales, que se combinan con los escudos de la familia real (cuatro barras) y de la Casa de los Montcada (bezantes).
Los capiteles del primer piso del claustro
Las columnas del primer piso mantienen el programa iconográfico de la planta baja, pero con variaciones. Por un lado, son más pequeñas y los capiteles más estilizados, y por otro, los escudos de los Montcada ya no aparecen individualizados, sino que los bezantes se combinan con las barras reales, de modo que configuran el escudo del Real Monasterio de Santa María de Pedralbes. El fuste de las columnas mantiene su fisonomía fasciculada, pero en este caso se ha girado su eje o frontis. La basa se mantiene cuadrangular, pero con motivos decorativos más plásticos.
La galería del dormitorio
La variación en el módulo de los arcos pone de manifiesto la existencia de un cambio de producción en las dovelas en cuanto a las medidas, de modo que si las más pequeñas se consideran las más antiguas, las más grandes deberían ser, por lo tanto, las más modernas. De ahí se deduce que la primera galería construida sería la del dormitorio, seguida de la del refectorio, la de la enfermería y, por último, la de la iglesia.
La galería de la enfermería
Cada galería consta, tanto en la planta baja como en el primer piso, de 26 columnas con fuste de sección lobulada, de piedra nummulítica, sobre el cual se dispone un capitel con motivos vegetales muy geometrizados entre los que se intercalan los escudos de la Casa Real y de la Casa de los Montcada. Las pequeñas variaciones visibles en los módulos de las arcuaciones y la morfología de las columnas indicarían la existencia de distintas fases de construcción de las galerías del claustro.
La galería de la iglesia, el último tramo del proyecto medieval
Algunas evidencias materiales, como los arcos de seis dovelas, tanto en la planta baja como en el primer piso del claustro en la galería de la iglesia, podrían hacer creer que estos tramos fueron los últimos en ser construidos. No obstante, al mantener ambos niveles una unidad formal también podría pensarse que la construcción de estos dos pisos se llevó a cabo de forma sincrónica a principios del siglo XV. Anteriormente, por lo tanto, debía de existir una galería original provisional.
El cierre inicial del claustro
Estructuralmente, el claustro se configura a partir de un pretil o baranda corrida de piedra en la planta baja, que debía de constituir el primer cierre físico del claustro, y sobre la cual se desarrollan los pórticos de arcos. Estas galerías entregan sus extremos en unos pilares o machones angulares, también de piedra y de gran tamaño, en los que impostan unos grandes arcos de piedra transversales que permiten, por un lado, apuntalar los machones angulares y, por otro, desarrollar el piso superior.
Los grandes arcos angulares del claustro
Esta estructura de machón y arco se corresponde con el ángulo formado por la iglesia y el dormitorio. Seguramente fue precisamente esta última galería la siguiente en ser construida en el primer piso después de la de la iglesia. Esta hipótesis se basa en la existencia de puertas de comunicación en el primer piso del dormitorio, que pueden enmarcarse en unas fases coetáneas de la construcción del primer piso del claustro.
Los forjados y su decoración
Los forjados son todos de madera, con vigas que se entregan directamente al muro en la planta baja y sobre canecillos en el primer piso. En algunos puntos de la planta baja, concretamente en los cabrios y en las vigas, se pueden observar pequeños testimonios de la pintura que decoraba los forjados, que ha ido desapareciendo a consecuencia de antiguas intervenciones en el edificio y de factores ambientales.