El 28 de febrero de 1325, antes del inicio de la construcción del monasterio, la noble Constança, hija del conde Ramon Folc VI de Cardona y de Flor de Pontiac, hizo una donación testamentaria de 12.000 sous para la construcción de una capilla dedicada a san Pedro y de la sala capitular del monasterio.
Aunque se disponía del dinero para construirla y pese a que el escudo de Constança de Cardona i Pinós está esculpido en los capiteles de entrada a la actual sala capitular del monasterio, este espacio, tal y como ha llegado hasta nuestros días, es más tardío.
Hasta entonces, la comunidad debía de reunirse en una estancia anterior ubicada en el mismo lugar, o en algún otro espacio del monasterio, como muestra un documento del año 1408 que hace referencia a que las religiosas se congregaron en un lugar denominado «capítulo». No obstante, este nombre sirve de forma general para referirse a las reuniones que llevaba a cabo toda la comunidad bajo la presidencia de la abadesa y de las demás monjas dirigentes, «discretorio» para tratar los asuntos de mayor importancia, tanto de carácter económico como sobre el funcionamiento interno de la comunidad y la relación entre las hermanas.
Aunque las primeras referencias documentales a la sala capitular datan del siglo xv, el edificio conserva testimonios estructurales que ponen de manifiesto la existencia de una gran construcción de época fundacional que cerraba este lado del monasterio. Se trataba de un edificio cubierto con una estructura de doble vertiente, directamente relacionado con la antigua puerta de acceso al monasterio.
La necesidad de cierre del recinto de clausura hizo que las obras se ciñesen, también, a la concreción física de sus límites arquitectónicos, sin que eso significase, no obstante, la finalización de todas las estructuras que lo cierran hoy. En este marco debe situarse el cuerpo de la sala capitular, dado que forma parte del ángulo configurado por la puerta primigenia y el resto de las construcciones del sector más meridional del monasterio. Sin embargo, de su tamaño se desprende la importancia de esta construcción, que solo puede ser interpretada a través de dos propuestas: debía de tratarse o bien de una estructura preexistente asociada al antiguo Mas Pedralbes, o bien de una construcción levantada con la voluntad de acoger el futuro capítulo. En este sentido puede interpretarse la manda que en el año 1325 realizó Constança de Cardona i Pinós para la construcción de la sala capitular del monasterio.