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Muebles de almacenamiento del Monasterio. La grandeza de lo sencillo

En las dependencias de la antigua enfermería del monasterio de Pedralbes se ofrece, a partir del 12 de enero de 2021, una pequeña muestra del mobiliario conservado por la comunidad religiosa, que resalta más por su valor histórico que artístico. Una colección de muebles de construcción básica, sencilla y austera, en los que prevalecen la utilidad y la funcionalidad por encima de cualquier aspecto estético. Su origen, sin embargo, es diverso, y ma´s allá de los encargos y las dotes, se encuentra a partir de las donaciones de bienes patrimoniales de la reina Elisenda, la fundadora del monasterio, y de las nobles que le acompañaron a su vida de clausura . Es por ello que la muestra de muebles del siglo XIV al XIX que presentamos, a pesar priorizar los muebles contenedores adecuados para las necesidades del cenobio (el culto, el canto, el archivo, la enfermería, la ropa, la lectura) testimonia, aunque tímidamente, muebles más propios del ámbito cortesano femenino, que entraron al monasterio formando parte del ajuar y la dote de muchas mujeres de las familias nobles y clases acomodadas.

Atendiendo que son muy pocos los muebles conservados de este tipo que han llegado hasta nuestros días, la colección de muebles que presentamos en la exposición es una oportunidad única para conocer la historia del cenobio a partir de sus objetos más cotidianos, lo que les otorga un valor cultural y patrimonial muy destacable.

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Así, dentro la antigua enfermería del monasterio, el tiempo se detiene observando la construcción básica y la ausencia de decoración de los muebles contenedores de la comunidad. Su diseño está regido por la función, expresada bajo las cualidades de la sencillez y la austeridad, que nos recuerdan el voto de pobreza. Nos devuelven a lo esencial, demostrando la necesidad de la eliminación de lo superfluo. La construcción solía ser responsabilidad del carpintero del cenobio y el hierro forjado era servido por el cerrajero, y, como era costoso, se reaprovechaba.

A lo largo de los siglos, para almacenar y custodiar objetos, se han ideado tres formas de contenedor, que dan respuesta a necesidades diferentes: Las cajas, ideales para los traslados, ya que el contenido queda asentado en la base, los armarios, indicados por guardar los objetos que deben quedar a la vista en lugares fijos y las cajoneras, que protegen el contenido en compartimentos estancos. A partir de estas tres estructuras y las variantes que originan, la muestra que presentamos se ha organizado bajo criterios del lugar donde se utilizaban o de su función, y el contenido expositivo se ordena en 7 ámbitos: Orar en el palacio de Elisenda de Montcada; Curar el alma cantando al corazón; La caja, de contenedor universal a dote; Multifuncionalidad en tiempos pasados; Armarios para administrar el cenobio; Los armarios. El tiempo se detiene en clausura Los muros como estructura de armario.

Además de los muebles, a lo largo del recorrido también se exponen otros elementos como pinturas, Scagliola, un panel cerámico y varias piezas cerámicas que contextualizan el discurso a la vez que enriquecen cromáticamente el conjunto, que nos acerca al día a día de la comunidad de clarisas.

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