El tesoro medieval

del monasterio

En época medieval, el monasterio era depositario de un valioso tesoro de arte litúrgico. En aquel momento, la orfebrería religiosa adquirió una importancia extraordinaria motivada, en parte, por considerar que la preciosidad de la materia era un reflejo del valor espiritual del objeto. La cruz de altar del siglo XIV es el testimonio más antiguo que se conserva de aquel tesoro de Pedralbes.

La reina Elisenda dotó al monasterio de un importante tesoro litúrgico mediante sucesivas donaciones realizadas tanto en vida como después de su muerte, ya que el monasterio fue heredero de sus bienes. Paños historiados, la capilla portátil, cálices, vinajeras, candelabros, cruces… llenaron la sacristía de la iglesia y otras estancias.

Además de la reina, también otras religiosas hicieron ofrendas que ampliaron el tesoro del monasterio con telas valiosas, pinturas y objetos litúrgicos labrados con metales preciosos y esmaltes. Asimismo, los procuradores del monasterio también beneficiaron a la comunidad.

La base de la cruz de altar muestra las escenas de la Anunciación, la Natividad y la Epifanía cinceladas y esmaltadas, y la heráldica del procurador Jaume Despujol, muerto en 1402. Este preciado objeto es el resultado de la unión de dos objetos distintos: por un lado, la cruz, y por otro, el pie, ambos del siglo XIV, aunque este último más tardío. El pie muestra el punzón del obrador de Barcelona y tiene paralelismos con el ostensorio de la catedral de Vic, mientras que la cruz propiamente dicha se ha relacionado con la Veracruz de Toledo.

 

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Anverso y reverso de la cruz de altar del siglo XIV, de plata sobredorada. Realizada por un obrador de Barcelona.

MMP - Jordi Puig