La sala del primer piso del edificio de la abadía está decorada con un programa iconográfico sencillo y muy bien conservado. La mitad inferior del muro está decorada con unos cortinajes dibujados sobre un fondo azul grisáceo rematado con un zócalo, también pintado, con motivos vegetales mixtilíneos. La blancura del resto de los muros contrasta con la riqueza de colores empleados en la escena de la crucifixión que preside el muro meridional de la sala, donde aparecen representados san Francisco y santa Clara, fundadores de la orden franciscana.

Siguiendo el modelo del proyecto medieval del dormitorio y del refectorio, la cubierta de madera a dos aguas es sostenida por dos arcos diafragma. No obstante, y a consecuencia de los proyectos posteriores, el tramo oeste se redujo para poder acoger un paso —conocido como «paso del Bulló»— entre la abadía y la enfermería, y en la actualidad solo podemos ver uno de los arcos.

Estas dos ventanas apuntadas y con derrame constituyen las aberturas originales de la fachada sur de la abadía medieval. Con motivo de los numerosos proyectos que modificaron este frontis, la ventana más oriental quedó oculta bajo la nueva fachada, mientras que la más occidental, aunque se mantuvo en el exterior, en la actualidad no es visible a consecuencia del cierre de la estructura para colocar el ascensor de esta zona.

Pese a la apariencia de unidad estructural, la abadía está formada por dos construcciones disímiles tanto en lo referente al proyecto como a la cronología. En este sentido, la fachada sudoccidental —hacia el huerto de la clausura— fue modificada con la creación de un nuevo frontis con aberturas de distintas épocas. La fisonomía actual de esta fachada es consecuencia de una reforma del año 2004, cuando se derribaron algunas estructuras y se instaló un ascensor.