El sepulcro en la iglesia. La Elisenda reina
El 2 de noviembre de 1327 murió el rey Jaime II y la reina Elisenda ingresó en el monasterio de Pedralbes, donde vivió hasta su muerte, en el año 1364. Elisenda de Montcada no tan solo promovió la construcción del conjunto monástico y de un palacio anexo donde viviría el resto de su vida, sino que también encargó y supervisó la construcción de su sepulcro bifrontal. Este presenta, excepto pequeñas variaciones, la misma estructura formal y el mismo programa iconográfico en ambas caras, con la figura de la reina yacente bajo un gran arcosolio con gablete, escudos de la Casa de los Montcada y varias figuras de santos que la acompañan.
Detalle del cuerpo inferior del sepulcro en la iglesia
La figura de la reina yace sobre un sarcófago, cuyo frontal presenta distintos santos bajo arcuaciones en relieve. En los pies y la cabeza de la reina, dos ángeles turiferarios queman incienso de rodillas, mientras que, en el cuerpo superior, otros dos ángeles presentan el alma de la reina al Padre Celestial. En los pináculos que decoran el arcosolio se pueden ver, a la derecha, las imágenes de san Francisco y santa Clara, fundadores de la orden franciscana, y, a la izquierda, los patrones de los reyes, san Jaime y santa Isabel.
Detalle del retrato de la reina Elisenda
En ambas caras del sepulcro aparece la reina Elisenda yacente. En el lado de la iglesia, concretamente, se muestra engalanada con la corona, el anillo y los escudos de armas de los Montcada en la almohada. Aunque en época gótica algunos retratos ya empiezan a ser más individualizados e intentan captar el carácter de la persona representada, es posible suponer que el retrato de la reina Elisenda no se correspondería con su fisonomía real, sino más bien con una idealización, siguiendo los cánones artísticos de la tradición medieval.
El sepulcro en el claustro. La Elisenda penitente
El sepulcro de la reina Elisenda fue esculpido en vida de esta y con la voluntad de plasmar, aparte de su figura real, su devoción franciscana. Por el lado del claustro, se proyectó el propio sepulcro, una tumba de mármol bajo un gran arcosolio que ocupa el alzado de dos pisos del claustro. A diferencia del frontis de la iglesia, donde aparece ataviada como reina, en el claustro se presenta como penitente.
El cuerpo inferior del sepulcro
El frontis del sarcófago del claustro presenta los restos de una decoración, prácticamente desaparecida, de unas arcuaciones y unas figuras. Existe una diferencia evidente entre el estado de conservación de sendas caras del sepulcro. Esto se debe, por un lado, a las restauraciones llevadas a cabo en el frontis de la iglesia y, por otro, al hecho de que el alzado del claustro está inevitablemente expuesto a las inclemencias climáticas.
Detalle del retrato de la reina penitente
El frontis del sepulcro de la reina Elisenda de Montcada localizado en el claustro debe ser entendido como un elemento solo visible en origen por los miembros de la comunidad religiosa, dado que se encuentra en la zona de clausura. En este sentido, la reina aparece representada como viuda y penitente, ataviada con el hábito franciscano, sin corona, sin anillo y sin escudos de armas en la almohada donde reposa la cabeza.